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16 Así pues, no depende de que el hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga compasión. 17 Pues en la Escritura Dios le dice al rey de Egipto: «Te hice rey precisamente para mostrar en ti mi poder y para darme a conocer en toda la tierra.» 18 De manera que Dios tiene compasión de quien él quiere tenerla, y también le endurece el corazón a quien él quiere endurecérselo.

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